jueves, 29 de diciembre de 2016

2016, el año peculiar de Lionel Messi



2016 ha sido un año particular para Lionel Messi. Uno que comenzó muy bien, disfrutando los ecos de la tercera Copa Mundial de Clubes de la FIFA ganada de su carrera, y terminó también con alta nota, al consagrarse máximo goleador del mundo del año calendario.

Pero es en el recorrido entre ambos hitos donde resulta interesante hacer foco. Sobre todo en un momento que marcó un punto de inflexión para La Pulga en los últimos 12 meses: la Copa América Centenario de Estados Unidos.

Hasta ahí, todo transcurría con normalidad para Lío. Con el FC Barcelona, logró la Liga española por octava vez, gesta para la que aportó 20 goles y 16 pases goles, cifra que le permitió terminar en lo más alto de esa tabla junto a su compañero Luis Suárez. En el proceso, al asistir dos veces al propio Suárez ante Deportivo La Coruña, superó el récord histórico de asistencias del torneo que ostentaba el madridista Michel con 120.

Como si fuera poco, si bien cayó en los cuartos de final de la Liga de Campeones de la UEFA, también ganó la Copa del Rey y la Supercopa de España.

Un terreno fértil

Con la selección, todo parecía fluir de igual manera. Tras perderse por lesión las cuatro fechas iniciales de las eliminatorias para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018, su regreso para la doble fecha de marzo resultó crucial, ya que Argentina ganó ambos encuentros, en Chile y sobre Bolivia. Así, se acomodó entre los puestos de clasificación directa.

Entonces llegó junio y la Copa América Centenario. Allí llamó la atención el 'cambio de look' de Messi, una incipiente barba que apareció para quedarse. Incluso hizo escuela entre los aficionados argentinos y sus compañeros de equipo, y hasta se transformó en casi una cábala.

"Se dio así y la tendré hasta el final. La vamos a ir acomodando y arreglando. Si me la quito me matan", decía Messi tras los cuartos de final contra Venezuela. Ese mismo día le dio un precioso pase gol a Gonzalo Higuaín y se convirtió en el máximo asistente en la historia de la competición con 8.

En la semifinal con Estados Unidos, anotó de tiro libre el tanto que le permitió transformarse en el máximo artillero histórico de su selección, sobrepasando los 54 de Gabriel Batistuta. A esa altura de 2016, sólo le faltaba un título con la selección que lo ayudara a mitigar el dolor de las finales perdidas en Brasil 2014 y en la Copa América 2015. "Este grupo lo merece", decía tras la semi.

Golpazo y retiro 

Marcado a presión, Messi no fue determinante en los 120 minutos de la final con Chile. Pero lo peor vino después: erró su penal en la definición, hecho que vivió con un desconsuelo inocultable en los instantes posteriores al partido. "Ya está, la selección se terminó para mí", anunció en zona mixta. "Creo que es por el bien de todos. Lo intenté mucho. Me voy sin poder conseguir el título con la selección".

La notica conmovió al planeta fútbol, pero por sobre todo movilizó al hincha argentino en general y a los especialistas en particular. Las críticas que apuntaban a su falta de liderazgo o a "por qué no juega con Argentina las finales igual de bien que en el Barcelona", mutaron en un apoyo masivo. Hasta se organizaron y viralizaron en la redes sociales campañas pidiendo que reviera su decisión...

Messi daba señales mixtas. En una de sus primeras apariciones públicas aquella final, lució su pelo rubio platinado, algo inédito para él. "Detrás del nuevo look hay de todo, la locura del momento, cambiar un poco, empezar de cero... Un nuevo comienzo después de la Copa América que la volvimos a perder en los penales", explicaba.

Regreso y pleno de fin de año

Apenas asumió como seleccionador en lugar de Gerardo Martino, Edgardo Bauza comenzó a trabajar para hacerlo cambiar de opinión. Oxigenado y con muestras de aliento incondicional, Messi anunció su regreso con un comunicado. "Me pasaron muchas cosas por la cabeza el día de la última final y pensé seriamente en dejarlo, pero amo demasiado a mi país y esta camiseta. Agradezco a toda esa gente que quiere que siga jugando con Argentina".

Así, Messi volvió a ponerse la albiceleste sin perderse ni un partido. Sucedió en septiembre por eliminatorias y resultó determinante: anotó el gol del triunfo ante Uruguay.

Si algo faltaba para comprobar su importancia para el equipo fue su ausencia por lesión en los tres encuentros clasificatorios siguientes: Argentina sacó apenas dos puntos de nueve, tras sendos empates en Venezuela y Perú, y de perder como local con Paraguay por primera vez.

Para la doble fecha de noviembre, Messi mostró otro cambio de look: la renovación de un tatuaje en su pierna izquierda, casi completamente cubierta de negro. No descolló con Brasil en Belo Horizonte, una dura caída que encendió alarmas, aunque luego las apagó con un gol y dos asistencias ante Colombia. Y Argentina cerró el año en puesto de repesca.

Coronó su último corte de pelo, deshaciéndose del platinado, con una actuación brillante en el derbi catalán, anotando uno de los 59 goles que le permitieron ser el máximo artillero del año calendario por tercera vez en su carrera (51 con el Barca, 8 con Argentina).

Trascendente y determinante tanto en su club como en la selección, a nadie extraña que Messi sea uno de los candidatos finalistas al Premio The Best al Jugador de la FIFA 2016. Incluso en un año tan peculiar como éste. 

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